martes, 10 de julio de 2007

"Delante de nosotros siempre esta el infinito"
Saint Hilaire

Jamás frase alguna puede impresionarnos tanto. Al leerla corre por la imaginación cierto escalofrío. Es como si una estrella en la noche cayera sobre nosotros y nos aplastara.
Ella nos dice al mismo tiempo-con la voz celeste, sideral del genio- que no debemos considerarnos ni suficientemente pequeños para no estimarnos, ni suficientemente grandes como para estimarnos demasiado.
Sobre todo nos dice que debemos desconfiar de nuestra ciega confianza en lo que hemos hecho, y confiar, por la inmesa cifra de posibilidades en lo que estamos haciendo.
Ante esta noción, todos los apoyos fracasan, el alma tiembla, la frente se vuelve mas humilde en su búsqueda de la verdad.
Océanos de luz, abismos de tinieblasestán más allá del cielo mas alto; océanos de luz y abismos de tinieblas hay más acá del cielo más bajo: sobre la tierra y en el corazón humano. ¡lo infinitamente grande y lo infinitamente pequeño que diria Pascal!
pero si la matemática misma fracasa en sus exposiciones; si los telescopios más poderosos llegan a escudiñar apenas una distancia no mayor de un millon de años luz y mas allá continua el espacio ¿como medir, en cifras, la infinitud del espíritu y registrar sus prodigiosas distancias?
El que tiene el infinito sobre sí - como en realidad lo está-, sabe que cuenta con infinito número de recursos, con infinito número de obstáculos, con infinito número de alientos para caer y proseguir su loca carrera a través del infinito espacio de su esperanza que le dice: ¡Más allá! ¡Más aún! donde aquello que acaba comienza...
¿Qué seria de nosotros, en un mundo limitado, de verdades limitadas y de interrogaciones tambien limitadas?sabríamos mas de la vida es cierto... pero tambien sabríamos mas de la muerte. ¿Y qué haríamos con ello? probablemente echarnos a dormir sobre la infancia, en un presente puro, en un presente ya muerto, sin tener para consuelo ese bálsamo: "Mañana!"
Quien se conforme con lo que es, no podrá ser lo que quiere ser. Y el querer ser es el ámbito en que se mueve el idealismo: ese infinito de las personas.